viernes, 13 de junio de 2014

La vida según Zen Pencils

Un día de fines de 2011, el australiano Gavin Aung Than hizo un balance de su existencia y descubrió que ya se había aburrido lo suficiente con su carrera profesional como diseñador gráfico. Pocos meses antes de cumplir 30 años, hizo lo que le pareció más sensato: abandonar la estabilidad que le otorgaba su trabajo para dedicarse a lo que más le gustaba en el mundo, que era dibujar historietas. El resultado de esa decisión es el sitio Zen Pencils.

Zen Pencils no es un sitio de webcomics típico. Than dibuja páginas individuales que adaptan, recrean e ilustran frases, canciones, obras o experiencias de personas reales que por algún motivo lo inspiraron, o que marcaron su vida -y el mundo- de alguna forma. Por sus trazos pasan muchas personalidades que se han destacado en distintas ramas de las innumerables actividades humanas: arte, ciencia, política, industria, filosofía.

El denominador común de todas las historietas es que mueven a la reflexión y en general desde una perspectiva positiva, sin eludir la tragedia, o mejor dicho, utilizándola como trampolín para ese saldo esperanzador. De yapa, todas ellas funcionan perfectamente como degustación introductoria de pensamientos y obras que tal vez nos estaban pasando por el costado, invisibles e ignoradas.

A modo de muestra de las más de 100 adaptaciones que se pueden disfrutar en el sitio web de Zen Pencils, va esta pieza dedicada a Alan Watts y a una exhortación que, me imagino, el artista habrá tenido muy en cuenta.



Nota: el video con las palabras de Watts al que apuntaba el enlace del sitio fue removido de Youtube. Esta versión tiene subtítulos en español.


Via | Zen Pencils

viernes, 6 de junio de 2014

Música de viernes: sólo para replicantes




Hace unos días hablábamos tangencialmente y no tanto de Blade Runner, así que me pareció adecuado darle continuidad al tema para este viernes musical, sobre todo porque muchos argentinos tenemos una relación especial con la música que compuso Vangelis para la película.

La historia de esta banda de sonido es algo extraña. Pese a que los fans la venían esperando desde 1982, no hubo ediciones oficiales en el circuito comercial hasta 1994. Para ese entonces, de todos modos, la figurita difícil ya había aparecido. En 1989 se editó el álbum-antología Themes, en el que se asomaba, casi con timidez y con un título tan apático como modesto, End Titles from Blade Runner.

Tal vez sea la afición argentina por ese tema en particular lo que hizo que Themes alcanzara el doble platino en nuestro país. El motivo de dicha afición, sin embargo, era absolutamente extra-fílmico.

Es que el End titles (o mejor dicho, la versión no oficial del tema recreada por la New American Orchestra) era la cortina musical de un clásico de la televisión local, Fútbol de Primera, dedicado al deporte de marras. La popularidad del programa conducido por Enrique Macaya Márquez hizo que la pieza, de ritmo enérgico y tambores implacables (hoy los péndex dirían "épicos"), pegara fuerte entre la audiencia y también –la magia de contar con apenas un puñado de canales disponibles– entre quienes miramos al fútbol con el interés que le dispensamos cotidianamente a nuestra flora intestinal.




Fue Fútbol de Primera el que hizo que la melodía de Vangelis sea hoy reconocible en forma instantánea para los que acumulamos algunas vueltas alrededor del sol, incluso para aquellos que jamás han oído hablar de Ridley Scott, Philip K. Dick o del mismo Vangelis. Pero con todo lo simpático de la anécdota, no es este el track que me interesa destacar de la banda de sonido.

Sucede que para fines de los '70 Evangelos Odysseas Papathanassiou había encarnado el éxito popular/comercial de lo que podemos llamar el sonido espacial, o spacey, a fuerza de experimentar con sintetizadores, ecos y melodías que muchas veces perforaban las fronteras de lo simplemente melancólico para entrar en mundos propios. Permítaseme el cliché de describir a Vangelis como un pintor de ondas sonoras que usaba el synth como pincel para plasmar paisajes hasta entonces arcanos para la criatura humana... y profunda, extrañamente inquietantes.

No es casual que Heaven and Hell haya sido parte indivisible de Cosmos, acompañando a las pinturas de Jon Lomberg. Es música que parece haber sido creada específicamente para subrayar las sensaciones, no necesariamente cómodas, que a uno lo asaltan cuando observa más allá de las estrellas.

La Vía Láctea según Jon Lomberg

Tanto la mencionada Heaven and Hell, como Alpha, o como La Petite Fille de la Mer (compuesta para un documental de animales) parecen describir un espacio grandioso, pero también desolado; un universo habitado por un conjunto de cuerpos celestes impávidos y mecánicos donde lo que llamamos condición humana demuestra ser un accidente en lugar de la norma, como descubre El Principito en su búsqueda galáctica en pos de un sentir genuino.

Vangelis fue una elección interesante para Blade Runner, aunque no sé si llamarla enteramente exitosa. Quizás Scott buscaba justamente esa sinestesia para que articulara bien con el tono existencialista-trágico de la historia. Siempre pensé, de todos modos, que la tan querida End Titles desentonaba un poco en el contexto.

No es el caso de Rachel's Song. Para empezar, es parte de la banda de sonido pero no aparece en la película. Y es que aquí está el Vangelis melancólico por excelencia, pintando valles sombríos y picos recortados contra un cielo negro sobre un tic-tac de fondo sólo para revelar, al final, que todo es una maqueta.