sábado, 13 de abril de 2013

Netflixeando: Rogue (2007)

La sección de horror de Netflix sigue siendo a todas luces bastante anémica (*), pero navegar por la categoría de "Añadidas recientemente" depara cada tanto una que otra sorpresita digna de atención. Aunque los criterios de selección de estas adiciones para mí siguen siendo inescrutables, algunas sí parecen seguir ciertos temas o patrones. Por ejemplo, las últimas novedades en el género incluyeron las 3 Wishmaster, las 3 Child's Play, y también apareció una serie de películas sobre cocodrilos gigantes, entre ellas dos secuelas de Lake Placid y la que me ocupa en este post.

(*)  Cuando digo anémica me estoy refiriendo a cantidad, no a calidad. Sabiendo los problemas de Netflix para hacerse con los derechos de películas recientes y mantener al mismo tiempo un balance positivo en los todavía frágiles mercados latinos, me resulta al menos entendible que la calidad del catálogo sea muy heterogénea. Pero el género de horror ofrece otro tipo de oportunidades, que aparentemente hasta ahora Netflix no ha podido o querido aprovechar. No soy el único a quien le gustaría poder disfrutar de una oferta extensa de películas de terror clase B, bodrios por más señas, de esas que existen primordialmente para disfrutar entre amigos o para matar las últimas horas del día. Al saber perdida la competencia por el cine reciente o premium, Netflix podría reorientar sus esfuerzos a convertirse en EL repositorio de cabecera para el fan del horror, o cine clásico de género, ya que me cuesta creer que los derechos de estos films sean demasiado onerosos. Pero la verdad es que ignoro los detalles...

La película en cuestión se llama Rogue, un título tal vez no muy feliz por lo poco descriptivo. Y que me suena de alguna forma como un intento de imitar a Jaws (y la regla no escrita dice que toda película de animal monstruoso que se precie debe tomar algún apunte de Jaws) en eso de aludir en forma lírica o indirecta a la bestezuela de marras. Esta es una práctica que normalmente se pierde por completo en la traducción a nuestro idioma, viendo que Jaws se transformó en la muy obvia Tiburón, la mencionada Lake Placid se llamó simplemente El Cocodrilo, y así. Aunque quizás sea mejor que nuestros tituladores se aferren a la literalidad. The Ghost and the Darkness (1996), aquella de los leones asesinos con Val Kilmer y Michael Douglas, ligó el cuestionable nombre de Garras (!!)

Es posible que Lake Placid sea en buena medida la responsable (o culpable) de la resurrección del subgénero de cocodrilos gigantes en el cine del nuevo milenio. Apostando al humor muy tongue in cheek, logró algo similar en el género a lo que Scream había hecho pocos años antes con los thrillers de asesinos seriales. No era una gran película ni mucho menos, pero le sobraba audacia para meter a Bridget Fonda, Brendan Gleeson, Bill Pullman y Oliver Platt en una recreación-parodia directa y honesta de las viejas películas de monstruos, y un guión igualmente desvergonzado y repleto de humor negro. Esta combinación parece haber sido suficiente para ganarle una buena cantidad de seguidores. En lo personal, Lake Placid me resultó entretenida, que es mucho más de lo que puedo decir de algunas películas posteriores que trataron de seguir el mismo camino; por ejemplo la demasiado aburrida Eight Legged Freaks (2002) o las abominables secuelas/reinventos de Piraña. La línea entre el homenaje retro y el bodrio que confunde autorreferencia con inteligencia es aparentemente muy delgada, ni hablar cuando se intenta hacer una comedia de horror.

Greg McLean, director de Rogue
Rogue (término inglés que en el contexto del reino animal se aplica a los ejemplares salvajes, descontrolados y solitarios) aparece en Netflix con el nombre Terror bajo el agua. (¡Hablando de títulos poco inspirados!). Pero la película se distingue de sus parientes cinematográficos en un par de rubros. Nada más empezar, con la llegada del protagonista a un bar remoto del outback australiano, impactan la calidad de la fotografía, lo económico de los diálogos, la naturaleza ominoso-melancólica de la muy buena música, y el filoso lenguaje visual. Al buscar datos del director descubrí que se trataba de un tal Greg McLean, quien había dirigido previamente Wolf Creek (2007). Esta había sido una película típica en el género de los hillbillies asesinos -que incluye clásicos como Deliverance (1972), también en Netflix, y The Texas Chainsaw Massacre (1974) - pero que aún sin apartarse de las convenciones lograba crear una atmósfera de tensión muy interesante que le daba una personalidad propia.

Más animado entonces por este buen comienzo, me preparé a recibir aún más sorpresas. Fue una espera vana. Lo que fundamentalmente hace agua (ja!) es el guión, que de tan rutinario me imagino que en Hollywood debe existir en forma de sello, o de formulario. Un grupo de ............ (turistas) queda atrapado en un ............. (islote en medio de un río), donde son acechados por un ......... (cocodrilo gigante) que va .............. (devorándolos) uno a uno. Lo que nos queda por evaluar entonces es la ejecución de este concepto. No querría ser demasiado injusto, ya que no espero que a esta altura se pueda innovar demasiado; es simplemente que hay veces en las que una película logra hacer click a pesar de cargar con un tema trilladísimo. Rogue no lo consigue, aunque queda cerca.

La caracterización de los personajes/víctimas potenciales podría haber sido mucho peor. Los estereotipos esperables en este tipo de film reciben aquí pequeños detalles de atención y diálogos mayormente naturalistas que contribuyen a su humanización. Pero la acción que afecta a estos personajes es fórmula, fórmula. Consideremos el interés romántico del reportero protagonista, la muy bonita australiana Radha Mitchell. Radha es la guía del tour y capitana de la barca que llevará a los turistas por un río apartado donde eventualmente se toparán con el super-croc. El personaje está bien delineado, con varias facetas que la muestran como una mujer con la firmeza necesaria para manejar situaciones de tensión, sin llegar a ser una heroína de videojuego. Pero si la caracterización supera la media de la industria, el guión termina tratándola como a cualquier otro interés romántico. Algo parecido sucede con el resto de los pasajeros; todo rasgo que podría haberse desarrollado en algo interesante termina siendo ignorado o descartado, ya sea por intervención reptiliana o por simple pereza argumental.

Radha Mitchell en Rogue
La caracterización del cocodrilo no tiene tanta suerte. Rogue parece haber tomado nota de Ridley Scott y el mismo Spielberg en lo que hace a la política de exposición del monstruo, ya que durante los dos primeros tercios de la película del cocodrilo apenas se ve una escama. Claro, a Spielberg o Scott esto les permitía generar un suspenso y aprensión crecientes; en manos de McLean el artilugio es tan obvio que resulta irritante, cuando no ridículo. Es que para ajustarse al requerimiento de no mostrar la cara, el croc (que tiene las dimensiones de un ómnibus diferencial y pesa claramente unas cuantas toneladas) entra y sale de escena con la velocidad y el sigilo de un ninja. La parquedad se trata evidentemente de una decisión deliberada y no de un tema de presupuesto, ya que el tercer acto revela un CGI muy decente, y es -a diferencia de la mayoría de los casos en el género- cuando la película alcanza mayor vigor y tensión genuina.

Rogue puede ser una de las mejores películas de cocodrilos que he visto hasta el momento, pero no es difícil adivinar que eso no es decir mucho. Tiene a su favor que se toma completamente en serio y no es completamente risible. Recibe un score de 6/10, principalmente por la música, la fotografía, la ambientación y el segmento final, que se reserva algunas emociones.


3 comentarios :

  1. Esta crítica me ha tentado a verla...

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  2. Creo que te puede gustar bastante. Es una de las pocas hechas "en serio" y no es descartable como las que saca como chorizos SyFy.

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    1. Ya la ví: coincido plenamente con toda la crítica, incluyendo sus luces y sombras: no es la típica SyFy y la chica es muy linda (¡epa!)

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