miércoles, 19 de septiembre de 2012

El Sr. Scott estaría interesado


Buen motivo para brindar

En 1994, el físico mexicano Miguel Alcubierre propuso un marco teórico para lo que hasta entonces había sido materia exclusiva de los programas de ciencia ficción, en especial Star Trek/Viaje a las Estrellas: la propulsión warp.

La capacidad warp de la Enterprise era un aspecto fundamental de la serie. Gracias a ella la nave podía viajar a velocidades superiores a la velocidad de la luz, y así visitar los innumerables planetas y sistemas estelares donde Kirk, Spock y Bones vivían sus aventuras. A medida que el programa ganaba popularidad y se reproducía en otros medios, como historietas, libros y merchandising, la sed creciente de los fans por absorber hasta el menor detalle de la vida de sus personajes favoritos y las tecnologías que moldeaban su mundo hizo que muchos de los guionistas de Star Trek se explayaran en mayor o menor medida sobre las características de este viaje FTL (Faster Than Light) ficticio, hasta el punto de describir las igualmente ficticias ecuaciones matemáticas que lo hacían posible.


Miguel Alcubierre
Alcubierre tenía de hecho en mente a la creación de Gene Rodenberry cuando propuso el sistema que lleva su nombre. Según esta teoría, el viaje FTL sería posible mediante la contracción y expansión del espacio-tiempo, efectos que ocurrirían delante y detrás respectivamente de una nave que viajaría dentro de una "burbuja" espaciotemporal. Esto le permitiría evitar los efectos relativistas usuales, como los que tienen que ver con la dilatación del tiempo. De hecho, dentro de la burbuja las cosas serían totalmente normales y sin acción de fuerzas g, ya que la nave no se estaría desplazando con respecto a su entorno sino que avanzaría en perpetua caída libre gracias a la distorsión (warp) del espaciotiempo circundante.

(Nótese que el efecto warp no debe ser confundido con el concepto de "híperespacio" empleado por Star Wars y otras, de bases  completamente distintas).


No debe sorprender si todo lo anterior suena demasiado a ciencia ficción, pero veamos qué dijo el viernes pasado (14 de septiembre) Harold White, un científico del Johnson Space Center de la NASA, durante un simposio sobre viaje interestelar:

"Hay esperanza".

Lo cierto es que los científicos parecen mirar con simpatía la teoría de Alcubierre, salvo que las condiciones prácticas para garantizar viabilidad son inimaginables: la mínima inversión energética que se requeriría para un viaje de estas características equivale a la energía-masa del planeta Júpiter.

Un montón, y eso sin contar otros factores como la radiación de Hawking o el requerimiento de materia exótica. Pero hay buenas noticias.

Recientemente, White calculó qué sucedería si la forma del anillo plano que rodea la astronave se ajustara más a la de una dona redondeada. En ese caso, descubrió, el motor warp podría ser impulsado por una masa del tamaño de la sonda Voyager 1, lanzada por la NASA en 1977.
Y si la intensidad de los warps espaciales pudiera oscilar a lo largo del tiempo, la energía requerida se reduciría aún más.
"Los descubrimientos que presento hoy cambian la situación de impráctica a plausible y digna de merecer más investigación", dijo White a SPACE.com.

Modelo que ilustra la teoría de Alcubierre.
La nave, con forma de pelota de rugby, va en el centro.

Es muy probable que no lo veamos nosotros, pero tal vez algún bisnieto pueda tomarse un taxi algún día y decir, como Kirk, "lléveme a la segunda estrella a la derecha"


Via:  Space.com

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