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lunes, 4 de mayo de 2015

Poema de Stevenson

Ilustración de John R. Neill

Otro intento de traducir poesía (o sacrilegio). Esta vez la víctima es R.L. Stevenson.

Este epígrafe melancólico precede a las páginas de su maravillosa Treasure Island (1883). Está dirigido a los jóvenes de la Revolución Industrial, quienes al parecer ya habían comenzado a apartarse de las aventuras clásicas que Stevenson rescataba en sus novelas y perseguían emociones más mundanas. 

Más cambian los tiempos, más todo sigue igual.

Para que el desafío tuviera más sabor traté de preservar la rima: ABABBCBC - DEDEE - FEF. La métrica tuvo que quedar en el camino.


AL COMPRADOR INDECISO

Si los lances y los cantos marineros,
De motines, de tormentas y brazadas,
De goletas, fuego, hielo y bucaneros,
Mapas, islas, y riquezas enterradas,
Si las viejas aventuras, relatadas
Con el mismo estilo y brío del ayer
Sedujeran a las jóvenes miradas
que hoy prefieren los tesoros del saber:

¡Que así sea, y adelante! Pero entonces,
Si la musa juvenil, docta y juiciosa,
Ya no ansiara los mosquetes ni los bronces,
Ni de Kingston, ni de Ballantyne la prosa,
Ni del Cooper de la espuma y de la broza:

¡Que así sea, nuevamente! Y sin coerciones
Marcharé con mis piratas a la fosa
Donde aquellos yacen junto a sus creaciones.
TO THE HESITANT PURCHASER

If sailor tales to sailor tunes,
Storm and adventure, heat and cold,
If schooners, islands, and maroons,
And buccaneers, and buried gold,
And all the old romance, retold
Exactly in the ancient way,
Can please, as me they pleased of old,
The wiser youngsters of today:

--So be it, and fall on! If not,
If studious youth no longer crave,
His ancient appetites forgot,
Kingston, or Ballantyne the brave,
Or Cooper of the wood and wave:

So be it, also! And may I
And all my pirates share the grave
Where these and their creations lie!








jueves, 22 de enero de 2015

Zeitgeist, según Yeats

La Segunda Venida

Girando y girando en espirales crecientes
El halcón ya no escucha al halconero;
Las cosas se derrumban; el centro no resiste;
Pura anarquía se desata sobre el mundo,
Rebosa la marea, turbia de sangre, y por doquier
Ahoga la ceremonia de la inocencia;
Los mejores carecen de toda convicción, y los peores
Están llenos de intensidad apasionada.

Alguna revelación debe de estar cerca,
La Segunda Venida debe de estar cerca.
¡La Segunda Venida! Apenas pronunciadas las palabras
Una vasta imagen del Spiritus Mundi
Empaña mi visión: un páramo de arena desierta;
Una silueta con cuerpo de león y la cabeza de un hombre,
De mirada vacía e inmisericorde, como la del sol,
Mueve sus lentos muslos, y a su paso aletean
Las indignadas sombras de las aves del desierto.

Cae la oscuridad una vez más, pero ahora sé
Que la cuna al mecerse irritó veinte siglos
De sueño pétreo, que despertó pesadilla,
Y ¿qué extraña bestia, llegada su hora al fin,
Se arrastra lenta hacia Belén, para nacer?



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THE SECOND COMING

Turning and turning in the widening gyre
The falcon cannot hear the falconer;
Things fall apart; the centre cannot hold;
Mere anarchy is loosed upon the world,
The blood-dimmed tide is loosed, and everywhere
The ceremony of innocence is drowned;
The best lack all conviction, while the worst
Are full of passionate intensity.

Surely some revelation is at hand;
Surely the Second Coming is at hand.
The Second Coming! Hardly are those words out
When a vast image out of Spiritus Mundi
Troubles my sight: a waste of desert sand;
A shape with lion body and the head of a man,
A gaze blank and pitiless as the sun,
Is moving its slow thighs, while all about it
Wind shadows of the indignant desert birds.

The darkness drops again but now I know
That twenty centuries of stony sleep
Were vexed to nightmare by a rocking cradle,
And what rough beast, its hour come round at last,
Slouches towards Bethlehem to be born?

William Butler Yeats (1865-1939)


viernes, 22 de noviembre de 2013

Música de viernes: Begin afresh, afresh, afresh


El video que acompaña a Something Almost Being Said, la interpretación de Simone Donnerstein sobre temas de Bach y Schubert, es un regalo para los sentidos y las emociones. Una belleza que inspire tal vez meditaciones sobre los afectos, el transcurrir, el gran esquema de las relaciones y la descendencia; o tal vez simplemente permita unos minutos de relax.

El título está inspirado en un igualmente bello poema de Philip Larkin, The Trees:

The trees are coming into leaf
Like something almost being said;
The recent buds relax and spread,
Their greenness is a kind of grief.

Is it that they are born again
And we grow old? No, they die too,
Their yearly trick of looking new
Is written down in rings of grain.

Yet still the unresting castles thresh
In fullgrown thickness every May.
Last year is dead, they seem to say,
Begin afresh, afresh, afresh.




sábado, 21 de septiembre de 2013

El grillo

Pintura de Susan K. Moore

Música porque sí, música vana,
como la vana música del grillo.
Mi corazón, eglógico y sencillo
se ha despertado grillo esta mañana.

¿Es este cielo azul de porcelana?
¿Es una copa de oro el espinillo?
¿O es que en mi nueva condición de grillo
veo todo a lo grillo esta mañana?

¡Qué bien suena la flauta de la rana!
Pero no es son de flauta: es un platillo
de vibrante cristal que a dos desgrana
gotas de agua sonora. ¡Qué sencillo

es a quien tiene corazón de grillo
interpretar la vida esta mañana!


-- Conrado Nalé Roxlo (1898-1971)

martes, 25 de junio de 2013

El modesto genius que es Rap Genius

Plenty of room at the Hotel California
El sitio Rap Genius puede haber nacido como un centro popular de estudio y análisis de letras de hip hop y rap, pero a muy escasos años de su creación parece haber metamorfoseado en una especie de Wikipedia literaria interactiva. No sé hasta qué punto las posteriores incursiones en los campos de la poesía (poetry.rapgenius.com) y el rock (rock.rapgenius.com) representan un experimento cauto o por el contrario son el heraldo de una movida más ambiciosa.

El servicio que provee este sitio es sencillo: permite que los usuarios marquen fragmentos de texto de sus poemas o canciones favoritas e introduzcan un breve comentario explicativo, que puede incluir una interpretación de algún pasaje oscuro, trivia o incluso contenido multimedia. Y los beneficios son evidentes. ¿Quién que pertenezca al mundo hispanoparlante no se ha devanado los sesos en algún punto de su vida ante algún verso particularmente impenetrable de su banda favorita, sólo para renunciar a entender alguna vez una pepa? Es decir que, por ejemplo, si otrora nos preguntamos qué querían decir exactamente los Eagles con el "warm smell of colitas" de aquella primeras líneas de Hotel California, es una buena oportunidad de averiguarlo (y de paso, comprender el resto del soberbio tema, o atisbar la razón por la cual en tiempos pre-internéticos una buena parte de la población tildaba a los músicos de satánicos: tal vez un ejemplo de la deformación que sufren ciertas metáforas relativamente claustrofóbicas cuando deben atravesar barreras culturales).

Pero no todo Rap Genius está dedicado a las sensibilidades líterarias de los ritmos urbanos contemporáneos. Extraoficialmente, y forzando un poco el formato, los usuarios cargan novelas allí donde el sistema espera álbumes, y cuentos en lugar de tracks. Se ven como resultado análisis de textos completos: Carroll -aunque poco anotados, no podían faltar el monumental The Hunting of the Snark y, claro, The Walrus and the Carpenter; se animará alguien a subir los comentarios de Martin Gardner?-, Tolkien, la Biblia, por supuesto Shakespeare, y un largo etc. Hasta aparece por ahí alguna obra de Borges todavía virgen de anotaciones y a la espera de los insights de algún hacendoso.

Pero elijo destacar uno de mis perennes favoritos, el que me acercó al sitio:

"Be that word our sign in parting, bird or fiend!" I shrieked, upstarting--
"Get thee back into the tempest and the Night's Plutonian shore!
Leave no black plume as a token of that lie thy soul hath spoken!
Leave my loneliness unbroken!--quit the bust above my door!
Take thy beak from out my heart, and take thy form from off my door!"
Quoth the Raven "Nevermore."

Pienso que El Cuervo es un poema que se aprecia al recitarlo, o exclamarlo, o gritarlo, cadencia por cadencia, siguiendo la desolación del narrador hasta su eventual aceptación del abismo.


jueves, 3 de enero de 2013

Recuerdo de Ray Bradbury (1920-2012)


Ray Bradbury falleció a mediados del año pasado, a los 91 años de edad. El sitio OpenCulture lo recordó en un post afirmando que "Bradbury now joins Isaac Asimov, Arthur C. Clarke, Robert A. Heinlein, and Philip K. Dick in the pantheon of science fiction."

Aunque en ese panteón la compañía sea más que distinguida, pienso que el escritor se sentiría algo fuera de lugar y lo tomaría como un puesto sólo honorario. 

Bradbury fue un autor esencial en mi juventud temprana y hace mucho que no lo leo. Últimamente, sin embargo, lo tengo muy presente. Lo suelo usar como botón de muestra para ilustrar algo que en rigor no necesita mucha ilustración: la desintegración en general de la calidad educativa en las escuelas en favor de, a mi entender, la homogeneización, la condescendencia y -sobre todo- la subestimación del niño. La anécdota puntual es que puedo comparar los libros que Santi recibió en 5to grado con los que yo mismo tuve 30 años atrás, en el mismo establecimiento, y evaluar el progreso (o no) específicamente en el campo del estímulo de las habilidades esenciales de la lectura y la producción escrita entre los niños.

El contraste viene así: hoy Santi y sus compañeros tienen como única asignatura en estas áreas el leer un librito titulado "Manuel Belgrano hace bandera y le sale de primera", de Adela Basch, autora al parecer difundida entre los colegios primarios y responsable de otros títulos como "Contemos uno, dos y tres y vayamos a 1810!" y "Las empanadas criollas son una joya". El libro está escrito en forma de obra de teatro en versos rimados, con font de 50pt. y por la longitud parece más un suplemento de alguna revista (todo esto no busca ser, desde luego, una crítica a la autora, ya que todo libro tiene su lugar). En este quinto grado de mentes suficientemente activas y diestras en el manejo de smartphones, perfiles de Facebook y videos en Youtube, la lectura del librito en cuestión es supuestamente obligatoria, pero durante las vacaciones de invierno, y el cumplimiento no será monitoreado ni se harán muchas actividades en clase sobre el tema. 

Hace casi exactamente 30 años (esa época de los dibujitos a la hora de la leche, cuando Mafalda jugaba a los vaqueros con Felipe en el parque y las tardes eran todas hojas en blanco para llenar de historias), me hallaba yo sentado en un banco del mismo colegio, tal vez en el mismo lugar de Santi, y fui testigo de un pequeño milagro. Aunque ya por disposición académica teníamos establecido un mini "círculo de lectores" en el aula donde circulaban Verne, Salgari, Melville, etc - con éxito dispar entre los alumnos, es menester decirlo, pero al menos todos tenían la oportunidad de asomarse al mundo de la literatura juvenil -, uno de nuestros maestros, tal vez más inteligente, perspicaz, o simplemente más valiente, decidió ir un paso más allá y comenzar a usar una de las horas de clase para leernos un libro. Este libro era Crónicas Marcianas, de Ray Bradbury, y el primer relato era "El verano del cohete". Recuerdo perfectamente el día, el sol entrando por la ventana, su figura en el escritorio. Los alumnos teníamos libertad para dibujar, mirar por la ventana o simplemente no hacer nada mientras escuchábamos la cadencia de la voz del profesor que desgranaba una trama simple, pero en lenguaje adulto; con expresiones enredadas, repeticiones (luego las llamaríamos aliteraciones) y algunas palabras muy curiosas. Todos habíamos comprado el libro en distintas ediciones y podíamos seguir la narración en nuestras propias copias (la tapa de la mía, de la editorial Minotauro, me resultaba algo perturbadora). 


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Mi edición de la vieja editorial Minotauro,
ilustrada -si no me equivoco- por el famoso Carlos Nine.

Desde ya que el libro no fue un éxito con todos los alumnos, pero las obras e ideas importantes rara vez tienen la intención de apelar a las masas: basta que llamen a los suyos casi en silencio, en el momento indicado, y operen la transformación. Así fue que plantada la semilla los más audaces nos aventuramos más allá del cuento requerido, aprovechando esas tardes fértiles para la exploración. "Leíste este?" "Ese también está bueno" "No entendí nada de este otro" El resto del libro era, sí, muy extraño; pero esos pocos audaces privilegiados ya habíamos pasado un umbral. Tal vez haya aquí un factor que explique más que una mera coincidencia. Leí por ahí que Bradbury señalaba a su infancia entre los 10 y los 12 años en Illinois como el periodo donde el mundo había cobrado una cualidad mágica y donde él comenzó a labrar sueños. Esto lo entiendo perfectamente, y creo que a través de sus relatos establecimos una conexión en la misma frecuencia.

Bradbury desconfiaba del rótulo de ciencia ficción, y en verdad sigue siendo inapropiado. Sus historias podían ambientarse en el entorno más trivial, pero casi siempre tenían una vuelta de tuerca fantástica. Cuando realmente escribía ciencia ficción, lo hacía de un modo totalmente distinto al de los pesos pesados de los años dorados del género con los que se lo asocia comúnmente. Era, como han dicho varios, el escritor de ciencia ficción para quienes no les gusta la ciencia ficción. No se molestaba con los detalles duros y creo que buena parte de su accesibilidad se basaba en que constantemente abstraía toda complejidad que pudiera distraer del primer plano en el que situaba a sus personajes y su historia; a diferencia por ejemplo de Clarke, quien dejaba que la maravilla se expresase en los intersticios de los átomos, en las distancias galácticas inconmensurables, o en la pasmosa grandiosidad de sistemas y situaciones frente a las cuales sus personajes sólo podían mantener una ilusión de control. Clarke desnudaba nuestra insignificancia frente al universo; Bradbury se zambullía en el espacio interpersonal. La ciencia, la tecnología, los mundos lejanos, las leyes físicas, no eran más que la utilería y los lienzos donde Bradbury pintaba aquello que quería señalar sobre la condición humana. 


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Una idea de cómo me sentía al leer la ciencia ficción de Ray.

Pero tal vez la característica y distinción más marcada es que cuando uno leía sus cuentos, el efecto perduraba. La sensación era de haber leído un tipo de poesía, alentadora, siniestra, tal vez cómica. Los efectos emocionales eran también similares. Su estilo era simple, más incluso que el de Asimov, y con tendencias líricas mucho más marcadas. Ese manejo estilístico le permitía salvar con elegancia las brechas de verosimilitud que requiere toda historia de ciencia ficción o fantasía, y así triunfaba allí a veces sobre Asimov, quien confiaba más en construir plausibilidad mediante la exposición minuciosa. Los cuentos de Bradbury siempre parecían apuntar a algo más, a una realidad de naturaleza onírica subyacente a la convencional que experimentamos a diario. Es posible que este sea el efecto más perdurable que me produjeron sus lecturas.

Varios amigos nos convertimos en fans, y con el tiempo leímos distintos libros. Aparte del célebre Fahrenheit 451 (1953) puedo recomendar dos de sus recopilaciones de cuentos: El País de Octubre (The October Country, 1955), lleno de relatos sombríos (recuerdo que me daba bastante miedo) y mi favorito al día de hoy: El Hombre Ilustrado (The Illustrated Man, 1951). 

De este último extraigo el que siempre fue MI cuento preferido (por algún motivo que no he podido discernir): Calidoscopio. Es un cuento corto, pero tiene muchas de las marcas del escritor. El final me parece muy apropiado para cerrar este recuerdo personal, y es a la vez una bella metáfora del paso de Ray por mi mundo hace unos cuantos años. Un paso corto, pero significativo, y en el momento preciso.

(Encontré el cuento en algún lugar de la web. Créditos al traductor español, de quien no tengo datos.)



viernes, 31 de agosto de 2012

La dulce oscuridad

Cuando tus ojos están cansados
El mundo también lo está.

Cuando tu visión se ha ido
No hay parte del mundo que pueda encontrarte.

Hora de entrar en la oscuridad
Donde la noche tiene ojos
Para reconocer a los suyos.

Allí puedes estar seguro
De que el amor te incluye.

Esta noche,
La oscuridad será tu vientre materno.

La noche te dará un horizonte
más amplio de lo que puedes ver.

Debes saber una cosa:
El mundo fue hecho para vivir libremente en él.

Abandona todos los mundos
Excepto aquel al cual perteneces.

A veces, necesitamos la oscuridad
Y el dulce reducto de la soledad
Para aprender.

Cualquier cosa o persona
Que no te trae a la vida

Es demasiado pequeña para ti.

-- David Whyte, The House of Belonging