martes, 10 de septiembre de 2013

Teseractia




He recibido un par de preguntas por el nombre del blog, así que me pareció pertinente aclararlas precisamente por esta vía.

El nombre Teseractia se me ocurrió cuando buscaba una palabra que evocara dos cosas básicas.

La primera era multiplicidad. Mi idea era darle al blog un cariz muy personal y también variado: mi cajón de cachivaches donde pudiera tirar o registrar todo aquello que me llamara la atención o que simplemente me motivara a escribir. Es decir que no apuntaba a ningún tema específico, sino que a todos a la vez. Para ello le pedí prestado a la biología el muy práctico sufijo "-ia", asegurándome entonces el contar con una población-genus de sujetos y objetos que serían definidos por la primera parte del nombre.

¿Cuál es entonces la característica de los miembros de este genus? El segundo aspecto buscado tenía que evocar maravilla, de esa variedad pura que sentimos rara vez, pero que tal vez nos marca para siempre. Para ello me pareció adecuado utilizar la idea de un teseracto, una intersección de trivialidades y experiencias que en conjunto pueden producir algo más formidable que la suma de las partes. Normalmente, mis intereses tienen una cualidad caleidoscópica que me llevan en un viaje multidisciplinario. Ningún factoide, por más pequeño que sea, es inocente a priori, y cualquiera puede disparar una búsqueda que con suma facilidad pase -y suele pasar- al terreno de lo metafísico. Tal vez esto más que cualquier otro factor delate la naturaleza real del combustible que yo defino vagamente como "interés".

Pero me parece bien insertar la digresión aquí. Un teseracto es una forma particular de un hipercubo, que a su vez es la figura geométrica n-dimensional equivalente y análoga al cuadrado o al cubo. El teseracto es un hipercubo de 4 dimensiones.

Ahora, no voy a presumir de imaginar cómo luce un hipercubo, mucho menos dibujarlo. Como mucho podría describir sus propiedades, las mismas que cumplen sus hermanos de menos dimensiones: simetría, ángulos rectos, etc. Así como el cuadrado (2D) está limitado por líneas/lados unidimensionales, y el cubo (3D) está limitado por caras bidimensionales, cada "cara" del teseracto (4D) es un hiperplano tridimensional, también llamado célula cúbica.

Al buscar una imagen que me ayude a representarme un cubo limitado por cubos, un cubo de cubos, recurro con desesperación al cubo de Rubik. Es todo inútil, por supuesto. El cubo de Rubik sigue siendo un objeto tridimensional y aprehensible por nuestra mente. No así el teseracto. Para desalentar más experimentos fútiles, basta con que tratemos de imaginar un vértice en el cual convergen cuatro líneas, todas perpendiculares entre sí. Sencillamente, nos falta una dimensión entera.

Lo mejor que tenemos a mano para ver qué pinta tiene un teseracto son las proyecciones a nuestra realidad manejable. Es lo que hacemos cuando queremos ver un cubo en nuestra pantalla 2D:

Esta proyección nos permite ver un cubo tridimensional girando

Para "ver" un teseracto, tenemos que proyectar en 2D una proyección en 3D de un objeto tetradimensional. Queda algo como esto:

Un teseracto rotando
Y aquí es donde entra en juego esa segunda razón para el título del blog. No podemos entender ni visualizar un teseracto a menos que lo "bajemos" a algo manejable, en este caso, nuestra realidad tridimensional. Pero eso no quiere decir que no exista en algún mundo que no podemos percibir, más allá de su existencia como cosa matemática.

En 1930, un maestro de escuela llamado Edwin Abbott Abbott escribió la novela Flatland. La historia describía un mundo de dos dimensiones donde vivían varias criaturas poligonales. Un día, a un Cuadrado se le aparece de pronto una Esfera, que viene de un mundo superior y tridimensional: Spaceland! Maravillado, el Cuadrado "contactado" intenta difundir la noticia entre su sociedad, con bastante mala suerte: no sólo Spaceland es absolutamente invisible para los ciudadanos de Flatland, sino que la misma Esfera sólo puede verse y percibirse como una proyección bidimensional en el mundo de los polígonos; es decir un círculo. La historia no termina bien para el Cuadrado, quien finalmente es apresado por la herejía de predicar la existencia de una realidad alternativa inverificable por los medios convencionales.

Me preocupo por que mi crítica al cientificismo sea moderada y lo menos acusadora posible, sobre todo cuando vengo de él. Cuando elijo nombrar a mi modesto blog personal (este modestísimo y tan poco actualizado blog personal) Teseractia hago alusión a mi realidad y a una comprensión definida en un momento de vida. Todo aquello que etiquetamos como concreto puede ser sólo una proyección de una realidad más acabada. Algunos, como el Cuadrado de Flatland, dicen que han llegado a percibir un Spaceland distinto. Me encapricha también soñar con que los fenómenos inexplicables de nuestro mundo, desde experiencias paranormales hasta el entanglement cuántico, son proyecciones imperfectas de fenómenos y entidades que guardan perfecta lógica en realidades multidimensionales.

No aspiro a explorar tanto. Por ahora, me conformo con coleccionar anécdotas, curiosidades y experiencias que tal vez algún día lleguen a conformar un todo más coherente. O tal vez simplemente entretengan, o difundan otras realidades también bien tridimensionales, y ya cumplieron su misión. La razón final y fundamental para la elección del título es que me gustaba como sonaba.

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